Fantasia

Esta mañana sentí el beso salado de la soledad,
pues no he hablado con mi musa;
mi corazón está desesperado por escuchar tu voz,
mis sentidos se enloquecen por percibirte.

En un caballo azul, he llegado hasta la puerta
de tu castillo, solo para anhelar la humedad
de tus labios rosa miel, y para perderme en el brillo
de tus ojos que es la plenitud de mi mundo.

Mas el duende del maíz me está defendiendo,
con sus cuadráticas, con su procesador,
con sus mysterious langages, pero aun así,
estoy pensando en ti a cada instante.

Mi caballo ya no puede más, pues herido
de muerte fue por la bruja de la investigación,
no me ha permitido llegar hasta el colorido
de tu sonrisa y la inmensidad de tu mirada.

Te extraño tanto.

Adolfo Cantarely