viernes, 25 de julio de 2014

Ella tan inalcanzable




Siento el frio abrazo de la madrugada deslizándose entre mis sabanas,
ya mi cama ni mi almohada recuerdan el calor que de ella emanaban
el perfume de su cabello desaparece entre las paredes de la habitación.

Ella tan inalcanzable como las estrellas, irradia luz con su sonrisa,
mi día pasa en contemplar el recuerdo de la silueta de la sombra que
dejaste tras de ti, el día en que decidiste alejar del susurro de mi alma
de las carisias de mis palabras en llamas que hoy congelan mi ser.

La soledad me grita en silencio en mis cenas a media luz, con la misma
vela que creaste para mí, mas ahora es la compañía de mis recuerdos
en la mesa donde tantas veces nos amamos hasta el amanecer.

Ella tan inalcanzable como las profundidades del gélido y oscuro océano,
que apenas se calienta con el magma incandescente del planeta
donde un día me dijiste que tu amor duraría hasta que el sol se extinguiera
y no brillara más, pues desde que te fuiste para mí ya no brilla más.

Con amor Adolfo Cantarely

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